La reconstrucción de una “nueva normalidad” para la educación de las niñas durante la crisis generada por el Covid 19

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La pandemia COVID-19 obligó a la mayoría de los gobiernos  del mundo a cerrar temporalmente los centros educativos para detener la propagación del virus, lo cual hizo que más de 1.500 millones de alumnos y alumnas, o sea, el 90% de la población escolar del mundo, de preescolar a la educación superior, vieran afectada su educación al quedar interrumpida en determinados momentos.

Para contrarrestar los efectos de la pandemia en la educación, se dirigieron los objetivos educativos hacia las tecnologías digitales para garantizar la continuidad pedagógica. No obstante, la brecha digital ya existente entre hombres y las mujeres ha aumentado, y constituye una amenaza que puede marginar aún más a las niñas, teniendo en cuenta que millones de niñas en todo el mundo no tienen acceso a Internet, y, en consecuencia, a la enseñanza que se lleva a cabo en los espacios digitales.

En el mes de mayo, la Iniciativa de las Naciones Unidas en favor de la Educación de las Niñas (UNGEI), llevó a cabo una serie de diálogos donde participaron redes juveniles y de activismo, con el objetivo de facilitar la incorporación de las opiniones de las jóvenes en las respuestas educativas al COVID-19, así como abordar las cuestiones relativas a la “nueva normalidad” en la educación de las niñas.

En estas jornadas, se plantearon cuestiones como, “¿Cómo podrían las niñas que tratan de subsistir, pagar los planes costosos de los dispositivos digitales necesarios para poder acceder a Internet?” El mundo ha pasado a ser digital, pero las niñas han quedado excluidas de este Como afirma Maryjacob, Activista de Nigeria; “Incluso cuando un hogar tiene acceso a Internet, las niñas no pueden utilizarlo. ¿Por qué? Porque están ocupadas en los quehaceres domésticos mientras que sus hermanos están conectados”.

Para hacer frente a estos desafíos, las redes juveniles y activistas, tratan de evitar los problemas relacionados con la conectividad y han optado por soluciones de tecnología básica como la difusión de programas pedagógicos a través de las radios locales para llegar a las niñas independientemente del lugar en que se encuentren. Estas jóvenes activistas también proporcionan asistencia a las niñas que tienen acceso a Internet, ofreciéndoles una formación en materia de dispositivos digitales para navegar en las redes, utilizar las redes sociales y señalar los casos de acoso por ese medio.

Escuchar a las niñas

En un momento en que las escuelas empiezan a abrir progresivamente, es hora de detenerse y escuchar, escuchar los testimonios de las niñas sobre la pandemia puede ayudar a garantizar que se tomen en cuenta sus problemas y necesidades en el marco de las acciones que se llevan a cabo para que las niñas regresen a la escuela después del COVID-19.

Las jóvenes han hecho hincapié en que medidas tales como la concesión de becas, la entrega de materiales escolares, entre otras iniciativas, pueden favorecer la educación de las niñas y su regreso a la escuela. “La mayoría de las familias han perdido sus medios de subsistencia durante la pandemia”, declaró Tolani, de VSO Nigeria, “las becas pueden estimular a los padres para que vuelvan a enviar a sus hijas a la escuela”.

Mantener una higiene menstrual adecuada en las escuelas, fundamentalmente agua en los servicios sanitarios, compresas sanitarias y analgésicos, así como espacios para relajarse; pueden ayudar con el regreso y la permanencia de las niñas en la escuela. Las jóvenes  han hecho también un llamamiento para que se definan las políticas que orienten el proceso de regreso de las niñas, sobre todo cuando las políticas existentes obstaculizan la educación de las niñas embarazadas.

Por su parte, Faith, de Girl’s Advocacy Alliance Liberia, destaca la importancia de las escuelas como espacios seguros para la enseñanza. “Deberíamos concentrarnos en la toma de conciencia y en la movilización de las niñas como partes interesadas, para garantizar que puedan regresar a la escuela con seguridad, ahora y después de la pandemia”.

Una crisis y una oportunidad

Frecuentemente, las crisis afectan de manera desproporcionada a las niñas y a las mujeres jóvenes, exacerban la violencia sexista, los matrimonios precoces y los embarazos no deseados, en particular en las niñas que no están escolarizadas, favoreciendo que muchas niñas puedan estar embarazadas cuando regresen a la escuela. “Y en determinadas sociedades, no se aceptan niñas embarazadas en las escuelas. Es el momento para que los gobiernos apliquen políticas que permitan que las niñas tengan un acceso libre y equitativo a la educación, independientemente de su situación“; afirma Maryjacob.

Los programas y las respuestas que se están elaborando deben incluir a las jóvenes en la toma de decisiones, pero también a los padres y madres, estima Beatrice, de Plan Internacional Kenya. Es también el momento de probar el funcionamiento de los sistemas de alerta y orientación en los casos de violencia basada en las cuestiones de género.

También se deben abordar los prejuicios sexistas y estereotipos peligrosos presentes en los manuales escolares y materiales pedagógicos. Los gobiernos están examinando y elaborando nuevos contenidos de aprendizaje para difundirlos mediante la radio, la televisión o el espacio digital. “El cambio nos ofrece una de las mejores oportunidades”, afirma la Sra. Anne-Brigitte Albrectsen, presidenta de Plan Internacional.

¿Cuál es la nueva normalidad?

En el marco de la Coalición Internacional para la Educación de la UNESCO, el programa emblemático de Igualdad de géneros pretende sacar provecho de este periodo para fortalecer una “nueva normalidad” en la que la igualdad de sexos y la inclusión ocupen el centro de los sistemas educativos. Al preguntarles su opinión acerca de esta “nueva normalidad”, las jóvenes activistas que participaron en este diálogo respondieron:

“Un mundo en que una niña no sea simplemente un miembro de la comunidad, sino un agente en el seno de esa comunidad”, en la opinión de Beatrice.

“Un mundo en el que las niñas asistan a la escuela, reciban una educación adecuada, tengan acceso a las últimas tecnologías y las utilicen en igualdad de condiciones que los niños”, afirma Tolani, de VSO Nigeria.

“Un mundo en el que las niñas puedan aprender en seguridad, sin temor a la violencia”, declara Pooja, de Plan Internacional Nepal.

Como lo precisa la Sra. Albrectsen, “la nueva normalidad debe ser aquella en que las necesidades expresadas por Beatrice, Maryjacob, Tolani, Pooja, Faith, Maryam y Nivaal se conviertan en realidades”. Estas activistas, así como las organizaciones que ellas representan, dirigidas para y por las jóvenes, son asociadas esenciales de la respuesta educativa.

La Coalición también proporciona una plataforma de cooperación a los asociados comprometidos con la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas en y mediante la educación. La participación de las jóvenes y la inclusión de sus puntos de vista en los planes de respuesta educativa al COVID-19 forman parte de la acción de este programa emblemático.

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