#25N #Prevenir La prevención de la violencia de género desde la Coeducación

In Noticias Educar en Igualdad by Educar en Igualdad FM

Las causas de la violencia contra las mujeres se encuentran en la discriminación y desigualdad de género, las normas sociales y los estereotipos de género que la perpetúan. Dados los efectos devastadores que la violencia tiene en las mujeres, los esfuerzos se han concentrado principalmente en las respuestas y servicios para las sobrevivientes. Sin embargo, la mejor manera de contrarrestar la violencia de género es prevenirla tratando sus orígenes y causas estructurales.

¿Qué tiene que ver la desigualdad entre mujeres y hombres con la violencia de género?

En principio, la violencia se sustenta en el ejercicio de relaciones de poder, donde alguien domina y alguien sufre ese dominio. En la violencia de género, quien domina es un hombre –por el hecho de ser hombre- y quien es dominada es una mujer –por el hecho de ser mujer-. No hay nada más que explique esta violencia.

La violencia de género no se produciría si no existieran las desigualdades de género, si la realidad social otorgara a mujeres y hombres el mismo reconocimiento, las mismas posibilidades de vida para acceder a los derechos, a los servicios y al espacio público, si la cultura, las religiones o las ciencias no hubieran justificado y difundido una imagen de inferioridad de las mujeres y si a través de la educación estas desigualdades no se hubieran trasmitido generación tras generación. Si todo esto no se hubiera producido, no existirían relaciones de poder entre hombres y mujeres y, por tanto, tampoco existiría la violencia de género.

Así pues, existe violencia de género, porque persisten situaciones de desigualdad que pueden servir de argumento a quienes ejercen la violencia, a quienes la sufren o a quienes consideran que no es un problema social. Las desigualdades aparecen invisibilizadas porque nos han educado en estas diferencias desde el comienzo de nuestras vidas y llegamos a considerar que son comportamientos “naturales”.

¿Cuándo empiezan los menores a adquirir estereotipos de género?

Según el estudio Gender Stereotypes About Intelectual Ability Emerge Early and Influence Childrens Interest de 2017, Las niñas comienzan a sentirse menos inteligentes que los niños a partir de los 6 años, lo cual influye en las aspiraciones profesionales de las mujeres. El estudio revela también que las niñas de 6 años son menos propensas que los niños a creer que los miembros de su género son “realmente inteligentes” y comienzan a evitar actividades que consideran relativas a los niños “brillantes”. La investigación concluye que las ideas culturales sobre el género se adquieren desde edades tempranas y estas nociones estereotipadas afectan los intereses de lo más pequeños.

El estudio Actitud en niños y adultos sobre los estereotipos de género en juguetes infantiles de 2008, desvela que tanto las niñas como los niños de entre 3 y 7 años ya relacionan los juguetes con su género influenciados por factores tradicionales y de género que adquieren en el seno familiar, escolar y a través de los medios de comunicación. Las conclusiones de la investigación, indican que es necesario promover la formación de los educadores hacia la igualdad de género, ya que su aportación en las aulas es la mejor manera de empezar a eliminar los contenidos sexistas en nuestra cultura.

El papel del sistema educativo y del profesorado, así como de la familia, es fundamental para la transmisión de valores de respeto, tolerancia e igualdad entre mujeres y hombres. Es necesario ayudar a los escolares a reflexionar y a ofrecerles estrategias que les permitan prevenir o erradicar de su entorno íntimo, personal y social la desigualdad y, por ende, la violencia de género.

Es necesario el desarrollo en la escuela, de los valores que fomenten la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, así como la prevención de la violencia de género. En primaria y sobre todo en educación infantil, el alumnado tiene una gran receptividad a la hora de aprender, por lo que constituyen las etapas idóneas para que los niños y niñas asimilen las pautas de conductas igualitarias.

La importancia de educar en igualdad de género desde edades tempranas radica en el potencial de los niños y niñas. A estas edades (0-12 años) están libres de prejuicios, por lo que implementar una enseñanza igualitaria repercute en su desarrollo desde una perspectiva de género. Trabajar la igualdad de género desde la escuela, especialmente con los niños y niñas de educación infantil y primaria, ayuda a eliminar los estereotipos relacionados con el género y, por consiguiente, a prevenir situaciones de discriminación sexista en el futuro.

Este hecho favorece la interiorización de un comportamiento cívico en condiciones igualitarias y con una visión común, es decir, una actuación responsable en la sociedad en la que vivimos, donde por el hecho de ser hombre o mujer no debe establecerse la imposición de unos determinados roles sociales.

¿Cómo erradicar estos prejuicios, estos estereotipos?

Aplicamos la perspectiva de género que es una forma de ver el mundo y de enfrentarse a él, sensible ante las desigualdades de género y que las ve como construcciones sociales artificiales y discriminatorias que podemos cambiar; y aplicamos la coeducación, lo cual implica educar a chicas y chicos al margen del género femenino o masculino, es decir, educarles partiendo del hecho de su diferencia de sexo, pero sin tener en cuenta los roles que se les exige cumplir desde una sociedad sexista, por ser de uno u otro sexo, dando las mismas oportunidades tanto a niños como a niñas, potenciando aquellos aspectos que los roles de género suelen esconder: la efectividad en los valores, la ambición y la actividad en las mujeres.

Entendiendo la coeducación como el proceso educativo que favorece el desarrollo integral de las personas con independencia del sexo al que pertenezcan y, en consecuencia, comprendiendo la escuela coeducativa como aquella en la que se corrigen y se eliminan todo tipo de desigualdades o mecanismos discriminatorios por razón de sexo y en la que los alumnos y alumnas puedan desarrollar libremente su personalidad en un clima de igualdad real y sin ningún tipo de condiciones o limitaciones impuestas en función de su sexo.

La importancia de la coeducación en la etapa adolescente es crucial, ya que es durante estos años cuando se desarrolla de una forma sólida la personalidad del individuo y se consolida su desarrollo social y moral; además, se elimina la jerarquización de un género sobre otro, sin pretender cambiar a las chicas para adaptarlas a un sistema de valores masculino; ni educar como si fueran personas idénticas, sino integrar diferencias y valorar y respetar la diversidad. El papel del profesorado, junto con el de las familias, es fundamental para lograr una educación basada en valores igualitarios y libres de estereotipos y comportamientos sexistas.


Este artículo forma parte de la campaña de activismo que se lleva a cabo con motivo del día 25 de noviembre, Día para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, y los 16 días de activismo de ONU Mujeres, “Banco de Buenas Prácticas para la prevención de la Violencia de Género y Educar en Igualdad, hacia un voluntariado 2.0 por el Buen Trato”, gracias a la financiación del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, a través del IRPF “OTROS FINES DE INTERÉS SOCIAL” y el proyecto DANA+, financiado por el Fondo Social Europeo – Programa Operativo de Inclusión Social y Economía que se desarrolla entre 2019 y 2023.

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